-¿De verdad piensas eso?
-Claro que sí, eres mi mejor amigo, has estado ahí siempre conmigo, sé que jamás tuve que dejarte, por eso te pido que me perdones, porque te quiero y no te quiero perder.
-Y yo acepto tus disculpas, si no cometieras errores no serias una persona o bueno si pero una persona perfecta y la verdad es que ser perfecto es demasiado aburrido.
-Gracias osito. Al menos cada día te saludaré y te abrazaré porque jugar... Bueno ya no tengo edad de eso.
-Lo sé, me conformo con eso, anda ven aquí y dale otro abrazo a este viejo viejo oso.
Nos volvimos a abrazar, no necesitábamos decir nada más con ese abrazo dejamos salir todo lo que teníamos dentro, ese cariño que nos teníamos el uno al otro seguía ahí, intacto, en nuestro corazón.
-Venga esto ya ha llevado mucho tiempo debes de volver a tu cama y dormirte para poder despertar.
-¿Despertar? ¿De que?
-De este sueño pequeña.
-¿Todo lo que ha pasado ha sido un sueño?
-Claro, los peluches no hablamos.
-Entonces... ¿Nada de esto es real?
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