lunes, 5 de junio de 2017

Esos muros


Alguien que se quede joder, que aunque vea lo desolador que es tu aislamiento decida quedarse, que le de igual que sean las una de la mañana, que te diga que como si son las cuatro. Que no te cambie, que aunque no quieras ser salvada se quede sentado esperando contigo dando golpes en la pared por si decides cambiar de idea, o joder, que haga que desistas en ese mierda de pensamiento, que te salve aunque no quieras, porque a veces no podemos hacerlo todo solos, aunque queramos y nos empeñemos en ello. Que nos obligue a levantarnos, aunque lloremos, aunque pataleemos, aunque gritemos mil y una vez que lo odiamos, porque es mentira.

Porque estamos tan acostumbrados a que nos dejen ahí, dando cabezazos, que ya no creemos en nada ni en nadie.


Que a veces lo único que nos queda es apoyar la cabeza de un golpe, que retumbe si hace falta, que sea capaz de tirar la pared, esa que sólo nosotros hemos construido y que por ese mismo acto nos levantemos, aunque sea por el daño que nos hemos hecho al caernos de espaldas, porque a veces el dolor nos hace superar demasiadas cosas que nos gustaría no admitir. 


Que es muy bonito esperar sentado a que alguien venga y nos dé fuerza, pero a veces esa persona nunca aparece, el muro es demasiado ancho, demasiado alto, y simplemente nos quedamos atrapados en el otro lado, creyendo que la gente tiene el poder de traspasar paredes.