jueves, 20 de diciembre de 2012

Believe #Capitulo3

Believe


Capitulo 3

Pero... ¿Cómo? Las hadas solo existían detrás de su puerta y no pudo salir de allí.

Como tantas veces sus padres le dijeron: "Las hadas no existen, solo en tú imaginación", ella terminó por creerlo.

-No eres real.

-Soy tan real como tú Amy, mírame, tócame, existo.

-Pero es imposible me dij...

-No creas todo lo que te dicen hasta que lo hayas visto. Tú me puedes ver, soy real, no soy fruto de tu imaginación. -Le dice cortando lo que había empezado a decir.

-Tantos años creyendo algo en lo que ni yo misma tenía fe.

-No tienes que dejar que te roben la infancia Amy, es tuya, puedes hacer lo que quieras, si quieres soñar, sueña, si quieres creer, cree, que nadie pueda hacerte pensar lo contrario.

Se queda unos segundos callada intentando procesar la información hasta que decide hablar de nuevo, pero vuelve a ser interrumpida.

-Debo irme y tú pequeña de los ojos de cristal debes volver a la cama, descansa cielo.

-¿Te volveré a ver?

-Siempre que quieras. Sólo debes creer.


Y con eso Claus se desvanece y Amy vuelve a su cama creyendo que todo fue un sueño, pero ahí abajo tiene la prueba de fue real. 

Otra sonrisa se asoma a sus labios y vuelve a conciliar el sueño que hace poco disfrutaba.

Y así una niña de tan solo seis años recuperó la ilusión que creyó perder hace mucho, mucho tiempo.

Y colorín colorado este cuento ha sido contado.

FIN

sábado, 15 de diciembre de 2012

Believe #Capitulo2

Believe 


Capitulo 2:

La noche atrapa a Uncity y ello conlleva que Amy tenga que dejar un poco de lado su mundo y duerma durante unas horas.

En la casa de los Tassel se apagan las luces y durante un tiempo la paz reina en el hogar hasta que un pequeño tintineo se escucha en la salde abajo. Amy abre los ojos e intenta despejarse un poco; por unos momentos piensa que todo es fruto de su imaginación, pero entonces, ese sonido vuelve a aparecer.

Se pone sus zapatillas rosas y baja con cautela a la sala de estar.

Se detiene en la puerta y observa el lugar durante unos segundos. Ha cambiado, ahora está adornado de objetos navideños, y en la esquina junto a la chimenea que raramente está encendida, hay un gran árbol con pequeñas lucecitas y ángeles, y a sus pies como una docena de regalos, de colores, formas y tamaños diferentes.

Abre con asombro sus ojos tapándose con las manos la "o" que acaba de formar con su boca. No puede salir de su asombro, todo aquello era único.

Pensaba quién pudo hacer aquello ya que la Navidad en su casa estaba "prohibida" y si no fueron sus padres.... ¿entonces quién fue? 

-Fui yo. - Contesta una pequeña ¿cosa? delante de ella, respondiendo a la pregunta que acababa de formular en su mente.

-¿Quién o qué eres?

-Soy, como ves, el Hada Claus, la encargada de repartir magia, ilusión y regalos a todo el mundo. Encantada de conocerte Amy. -Dice con una gran sonrisa.



viernes, 14 de diciembre de 2012

Believe #Capitulo1

Believe


Capitulo 1:

Amy sale al pequeño jardín situado en frente de su casa, cerrando con un pequeño "click" la puerta tras ella.

Es veinticuatro de Diciembre y como es de esperar hace mucho frío en el exterior. 

Vestida únicamente con su vestidito rosa pastel, sus medias del mismo color, su pequeña chaquetita de color blanco y sus zapatitos del mismo color, se sienta en la hierba fresca, en frente de las hermosas flores que su madre cultivó hace ya tiempo.

Alza la cabeza y observa el cielo teñido de blanco y gris a causa de las nubes.

Una pequeña brisa la roza, haciéndole estremecer y que un leve cosquilleo empiece en sus pies y acabe en su pequeña y ahora colorada nariz.  Al terminar ese cosquilleo aparece un efecto en ella, una sonrisa, que se va ensanchando cada vez más a medida que estira los brazos hacía atrás para apoyarse y cierra esos hipnóticos ojos color cristal.

Había escuchado tantas veces a sus padres diciéndole que despertara de su mundo de fantasía, que ya estaba cansada de oírlos. Amy sólo quería poder estar tranquila en un lugar sin las constantes palabras de su madre y de su padre. Y parecía que esos lugares eran su cuarto y el jardín, ya que rara vez entraban a ellos.

Como si todo estuviera en su contra, esa paz y ese silencio que había conseguido se dispersaron por la voz airada de su padre.

-Amy, ¿cuántas veces te he dicho que no salgas al jardín? Puedes enfermarte. -Gruñó.

-Muchas veces papá.

Entonces gira la cabeza y observa a su padre con sus cristalinos ojos.

-No te quiero ver más fuera, ¿entendido? Tienes cinco minutos. Si no has entrado cuando venga te castigaré sin salir de tu habitación.

Y en verdad eso a ella no le daba miedo, deseaba eso precisamente, estar en su mundo y no salir de él.

Unos segundos después contesta:

-Sí papá, ya entro. -Le dijo con una sonrisa un poco fingida.

Su padre desaparece por la puerta de cristal, volviendo dentro, dejando una vez más a Amy sola, pero no pro mucho tiempo.

Pasan unos dos o tres minutos y Amy se levanta y se dirige a la puerta, no sin antes, claro está, volver a mirar al cielo, del que van descendiendo lentamente unos finos copos de nieve.

Vuelve a sonreír y extiende una mano. Uno de esos copos cae en ella y al instante ya está derritiéndose. Mira su mano y con un dedo de la otra toca el agua que había dejado el copo. Nota el frío en su dedo y lo aparta rápidamente. Se seca en el vestido y vuelve al interior antes de ser castigada, aunque es lo que más deseaba.   

jueves, 13 de diciembre de 2012

Believe #Introducción


Believe


Introducción:

Erase una vez una pequeña niña a la que por accidente rompieron sus ilusiones. Con seis años de vida y ya tenía que vivir en la cruda realidad. Nadie pensaba que una niña tan pequeña pudiera soportar todo aquello, ya que ni ellos mismos podían.

Lo que nadie sabía es que esa niña una vez metida en su habitación y con la puerta bien cerrada daba rienda suelta a su propio mundo, no muy diferente del real pero con algunas diferencias, como por el ejemplo ese prado verde donde vivían sus diminutas y simpáticas hadas.


Esta historia te contará como una pequeña tras años de realidad, recupera esa ilusión que jamás debió de perder, gracias a algo que todos conocemos; la Magia de la Navidad.