sábado, 14 de octubre de 2017

Cuando dejas de comerte el mundo

Hay veces en las que te despiertas y tienes ganas de comerte el mundo, pero otras veces simplemente tienes la sensación de que es él el que te come a ti.

Que creía que iba bien, que había cogido el camino correcto, que me estaba enderezando, que estaba avanzando algo, creía que le estaba superando, pero de repente llega un día y siento que he dado cinco pasos atrás, que coño, he hecho hasta un sprint y me he alejado kilómetros de donde estaba. A lo mejor soy yo que soy un poco ansiosa y espero que todo sea avanzar hacia delante y estar todos los días un poquito mejor, a lo mejor no se trata de eso, a lo mejor es estar un día bien creyendo que puedes con todo y que no le necesitas más en tu vida y luego estar tres con un dolor en el pecho que no te permita respirar, a lo mejor se trata de estar más mal que bien, de ir curándose poco a poco e intentando que los días sean más amenos, a lo mejor el retirar la tirita tan rápido duele más de lo esperado.

Qué sé yo como va esto, ha pasado tanto tiempo desde la última vez que he olvidado como se superan las cosas del corazón, esas que dicen que duran y duelen una eternidad, también supongo que es diferente con cada persona, no todo el mundo cala igual, no llevamos las mismas experiencias ni los mismos resultados a la espalda, y cargar con más o menos puede hacer una gran diferencia a la hora de esta complicada entrecruzada contigo mismo. 

Puede que no sepa como superarle, pero no creo que se trate de dejar de pensar en él, sino de hacerlo sin dolor y sin querer volver a aquellos momentos, creo que se trata de poder verle sin tener ganas de lanzarme a sus labios, o querer que me encierre en sus abrazos, esos que él mismo me dijo que añoraría, y que razón tenía, creo que superarle es no querer que me haga las bromas de siempre que me hacían reír, superarle es ser capaz de escribir esto sin lágrimas en los ojos, y por lo visto estoy jodida, más de lo que pensaba, llevaba catorce días sin escribirle, sin tener que sacarle ni a él ni al nudo que tengo en el cuerpo. Supongo que aquí está el sprint que he hecho hacia atrás, ese que esperaba no hacer, pero aquí estoy, casi en el mismo punto de salida, con la vista nublada y echándole de menos, y no sé cuanto durará esto de que el mundo me coma, pero espero que cada vez sea durante menos tiempo, hasta que llegue un día en el que desaparezca y pueda hacer otro sprint, pero esta vez hacia delante.